martes, febrero 28, 2012

Golondrinas




Hay quienes dicen que  "una golondrina no hace verano" Yo no lo sé de cierto, pero supongo que algo de razón han de tener. El verano no puede hacerlo un ave sola. Quizás dos, o tal vez tres, pero una sola a cuestas no puede cargar a su espalda el verano entero.

Siempre pensé que aquella frase, del refranero colombiano, quizás pudiera leerse con algún verano de los nuestros, más ligero que los de otras partes del mundo, pero hace algunos días supe que en realidad la frase es de origen griego. La fábula original cuenta que un hombre gastó toda su fortuna hasta no quedar con nada más que el abrigo que tenía puesto. Y entonces al ver una golondrina, vendió su abrigo pues supo que llegaba al fin el verano. Pero aquel calor nunca llegó, y el hombre murió de frío, culpando a aquella ave. 

Que fácil buscamos culpas los hombres, y que tontos somos para leer el vuelo de las aves, y en particular de las golondrinas. Porque si algo tienen estas aves es que son incomprendidas. Sus vuelos a un mismo tiempo parecen erráticos, pero tan veloces que claramente deben tener algún destino. Su volar, a veces a derecha, a veces a izquierda, pareciera carecer de destino, y sin embargo a algún sitio siempre llegan. Cada una vuela sola, y sin embargo, bandadas enteras surcan a veces el cielo. Hasta su color pareciera en ellas indeciso: blanco parece su cuerpo, pero sus alas se tiñen de oscuro negro...

Por lo menos comprendemos, a veces, su belleza. Pero, tomando voz por aquellos alados mensajeros, he de contar que de todas aquellas incomprensiones sólo hay una que a la propia ave le duele. Creemos los que estamos atados a la tierra que anuncian el verano, pero ellas nunca han dicho aquello. No lo dijeron antes, que el clima era más o menos estable, y mucho menos lo dicen ahora que primero escampa y luego llueve, que en medio del sol hasta un arcoiris sale.

Si algo quisieran ellas es que entendiéramos que su vuelo no habla de llegadas, sino de regresos. Siempre vuelven las golondrinas por viejos caminos, a antiguos nidos que dieron alguna vez calor. 

Lo que anuncian con su vuelo, es que a la vida regresa la primavera.