martes, noviembre 02, 2010

Niebla


Algunos días, los recuerdos aparecen como fantasmas en la niebla.
Vienen despacio, y lo envuelven todo con su espectral presencia.
Oscuros, enturbian la mirada. Oscuros, impiden ver mas allá de su propia existencia.

Algunos, se amarran al pasado, con cadenas fuertes como el hierro. Con el sonido de sus pasos nos llenamos de espanto. Otros simplemente nos arrastran a la guarida del olvido, donde la memoria siempre esta dispuesta a traicionarnos.

La mayoría aparecen sin previo aviso. Los convocamos sin llegar a darnos cuenta y después ya no quieren irse. Se van tomando confianza y centímetro a cent
ímetro se adueñan de otras habitaciones del pensamiento. Abren la nevera y se sientan en la sala a tomar el té. Y a esperar. Esperan que suenen pasos en el corredor de la puerta y allí comienzan a hablar, a decir, a señalar. Y entonces somos nosotros mismos quienes nos vamos diluyendo entre la niebla. Nos volvemos fantasmas de otros, a quienes acechamos esperando su descuido.

Algunos días, los recuerdos aparecen como fantasmas en la niebla.