jueves, marzo 23, 2006

Minotauro

Llora Ariadna la muerte del minotauro, mientras Teseo celebra. ¿Cómo no ha de llorar la muerte de su hermano? Llora el minotauro la realidad de su vida, condena a una soledad solo visitada por muertos en vida que buscan gloria por medio de la muerte de otros.

La muerte del minotauro es una muerte lenta y dolorosa, es la muerte de quien no logra reconocerse a si mismo como diferente, la muerte de alguien a quien nadie reconoce como su igual.

Al otro lado del mundo de los vivos, encerrado en un laberinto en el que las únicas paredes son los miedos, una criatura con cuerpo de toro y cabeza de hombre espera. El minotauro ha de llegar.


Picasso se reconocía a si mismo como minotauro. Borges reconocía que los monstruos eran otros. Lejos yo de llegar a tales reconocimientos, escasamente me limito a imaginar la terrible soledad que vivía el minotauro. Hoy, después de muchos meses de tener al minotauro que creé encerrado en un cajón (versión moderna del laberinto) decido darle libertad. Tal vez Ariadna sepa acogerlo, y tal vez alguno de los presentes le dirija una palabra.

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Sigo rescatando viejos modelos olvidados, algunos de los cuales toman hoy más validez que nunca. Este modelo lo presenté en el blog hace algunos meses, pero nunca publiqué su foto. Después de presentar a Ariadna eché de menos su compañía. No es un modelo nuevo, ya muchos origamistas han creado sus versiones, para aquellos que quieran conocer algunos más aquí hay algunos ejemplos: Komatsu, Fernando Gilgado, Eilen, Andrés Sánchez.
"- ¿Lo creerás, Ariadna? - dijo Teseo - el Minotauro apenas se defendió."
Borges